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8 CENTROS DE ESQUÍ PARA VIVIR LA NIEVE EN LA ARGENTINA

La experiencia de esquiar entre paisajes andinos supera cualquier expectativa. El invierno, la nieve y los precios postulan al país como uno de los grandes spots para vivir el deporte predilecto de la estación. ¿Dónde conviene esquiar? Lo contamos en esta nota.

El turismo deportivo en la época más fría del año encuentra su mejor versión en territorio argentino. Hasta los defensores implacables del verano compran la experiencia nieve. ¿Por qué? Muy fácil: un escenario bañado de blanco en la Cordillera de los Andes, pistas de esquí para todos los niveles, centros con gastronomía de lujo y actividades para los más chicos. Las vacaciones de invierno argentinas se viven a puro gorro, guantes y anteojos. Porque el sol que pega fuerte en los picos nevados tiene doble función: calentar un poco el cuerpo en plena nevada invernal e iluminar un espectáculo albino que emociona. 

Muchas son las provincias que se postulan como destinos turísticos ideales para la práctica de los deportes que mejor se llevan con la nieve. Mendoza, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego se cargan la estación de frío al hombro y responden con una oferta de centros preparados para el snowboard, el paseo en trineos, las caminatas y la estrella de la temporada: el esquí. Además, los precios del país del fin del mundo son muy accesibles en comparación con centros de esquí de otros lugares. 

¿Cuándo planificar un viaje a la Argentina para disfrutar de las nevadas? De junio a septiembre, dependiendo de la cantidad de nieve que se registre en el año y del centro de esquí que se visite. Lo importante es que todos ellos tienen en común la magia de las panorámicas patagónicas, donde no solo predominan las montañas andinas, sino también bosques con flora y fauna autóctona, lagunas de aguas turquesas, cascadas imponentes y construcciones pintorescas en madera. Por aquí, 8 centros de esquí para disfrutar la temporada en la Argentina:

1. Cerro Catedral, Río Negro

Un auténtico parque de nieve a 19 km de Bariloche. Este centro turístico de 1200 hectáreas – el más grande del hemisferio sur – fue fundado en 1936 y recibe su nombre de sus picos nevados, similares a las torres de un templo medieval gótico. Con esa premisa mística, despliega unas panorámicas alucinantes de Bariloche, el Lago Nahuel Huapi y el paisaje patagónico. 

Con 39 medios de elevación que pueden transportar a 29 mil personas por hora, la actividad por excelencia es el esquí. Hay 30 pistas divididas por colores: azul para los principiantes, rojo para los avanzados y negro para los expertos. Además de la práctica del deporte, el turista también puede recorrer la zona a través de caminatas, motos de nieve y snow tubing, unos gomones que permiten deslizarse por laderas nevadas. 

La gastonomía nunca se queda atrás – porque el país del cual estamos hablando es la Argentina -, así que hay opciones de paradores que desbloquean sabores de cocina alpina, platos típicos y una buena variedad para todos los gustos. 

Para vivir una experiencia distinta, desde la base del cerro sale la excursión de La Cueva, una formación debajo de una roca en pleno bosque. La travesía involucra un paseo en moto de nieve y una degustación gastronómica de ahumados, quesos, hongos, trucha, cordero, frutos rojos y chocolates. 

2. Chapelco, Neuquén

El Parque Nacional Lanín y el Lago Lácar tienen un encanto único desde el centro de esquí ganador de los World Ski Awards 2020 por quinta vez en seis años. Las inigualables vistas de Chapelco lo posicionan como una de las grandes coordenadas para la temporada de invierno, con 140 hectáreas listas para ser inauguradas por esquiadores y amateurs. Los bosques que lo rodean también facilitan la calidad de la nieve, protegiéndola de los vientos y permitiendo que se asiente entre paisajes increíbles.

Con una altura de 1980 metros sobre el nivel del mar y más de 28 pistas, las actividades en este paraíso varían y van desde esquí hasta paseos en trineo, trekking entre nieve vírgen y motos de nieve. Como en la mayoría de los centros, también se puede alquilar equipos y tomar clases de esquí o snowboard. 

Para descansar después de un día a pura adrenalina, Chapelco cuenta con distintos paradores gastronómicos con especialidades: comida rápida, cocina gourmet, platos regionales, asadores, repostería y cafetería. Si el plan es con amigos, también hay opción de cervecería y tragos de autor.

3. Cerro Castor, Tierra del Fuego

El Fin del Mundo le sienta muy bien al Cerro Castor, un complejo que respira nieve en una ubicación geográfica privilegiada. A 26 km de la ciudad de Ushuaia, es el centro más austral del mundo, con una temporada que se extiende desde junio hasta los primeros días de octubre. Las panorámicas que disfruta el turista mientras esquía por las laderas de la montaña son mágicas. Como siempre, está la opción de alquilar vestimenta y equipamiento y tomar clases particulares o colectivas de esquí y snowboard. 

Una de las actividades distintivas es el patinaje sobre hielo. De hecho, es el único centro de la Argentina que cuenta con este atractivo. La pista funciona desde el 2018 y, mediante un sistema de refrigeración, permite disfrutarla durante toda la temporada invernal – ¡el pase de esquí incluye su uso! -. 

El sector gastronómico no se queda atrás: saborear platos con vistas al horizonte andino no viene nada mal para terminar de darle forma a las vacaciones de invierno. Cerro Castor ofrece ocho alternativas distintas para comer entre montañas, con una gastronomía alta gama impecable. ¿Qué delicias hay que probar en esta zona? El cordero fueguino y la centolla. 

Para completar la experiencia, también cuenta con un complejo de 15 cabañas emplazado entre bosques de lengas y naturaleza, para relajarse dentro del mismo espacio y disponer del centro de esquí a pocos minutos. 

4. La Hoya, Chubut

Cerca de la ciudad de Esquel y rodeado de pura naturaleza, La Hoya fue el segundo centro de esquí que se creó en el país, inaugurado en 1974. El clima familiar y ameno lo convierten en el lugar perfecto para vacacionar con niños, que también pueden aprovechar para tomar clases de esquí con instructores de primer nivel. 

Las pistas son 30: 2 para principiantes, 12 para intermedios, 5 fueras de pista, 7 difíciles y 4 para paseos más allá del deporte – imperdible la caminata con raquetas para nieve -. Si se necesita equipamiento, el centro también ofrece un servicio de alquiler con más de 700 equipos de esquí y 160 de snowboard, para que nadie se pierda de la oferta turística que presenta La Hoya.

5. Las Leñas, Mendoza

Una de las pistas más largas de Sudamérica para practicar esquí (7050 metros) en una provincia que lo tiene todo. Las Leñas es el spot ideal para disfrutar del invierno argentino en el corazón de la Cordillera de los Andes, a 450 km de la capital de Mendoza y 200 km de San Rafael, la segunda ciudad más importante. 

La base del centro está a 2240 metros sobre el nivel del mar y su cumbre, a 3430. Tiene 14 medios para trasladar a esquiadores a sus 29 pistas, adaptadas para distintos grados de dificultad. Además, para los aventureros que ya tienen experiencia en el tema, Las Leñas habilita la oportunidad de esquiar de noche bajo un cielo estrellado y 2000 metros de pistas iluminadas. 

6. Caviahue, Neuquén

Montañas, lagos, cascadas y bosques son algunos de los protagonistas del centro Caviahue, a 360 km de la ciudad de Neuquén. Ubicado a los pies del volcán Copahue, se presenta como una opción más que tentadora para el frío. Su compromiso con la naturaleza y el medio ambiente son condición obligatoria para el turista que lo visite, promoviendo un turismo responsable y minimizando su impacto. 

Entre esquíes, tablas de snowboard y experiencias gastronómicas, los días en Caviahue siempre invitan al estado vacacional que los turistas van a buscar. Para aquellas personas que no son aficionadas del esquí, Caviahue enamora con excursiones para explorar la oferta paisajística de la zona: desde lagunas, pasando por bosques de araucarias con cascadas congeladas, cenas con panorámicas de ensueño y hasta villas termales.

Quienes busquen vivir el esquí en su máximo esplendor, Caviahue también ofrece alojamientos en la base de las pistas, para que los huéspedes puedan ir desde sus cuartos hasta las laderas sin escalas. 

Un gran dato: tienen una aplicación móvil con toda la información necesaria para prepararse para la temporada.

7. Cerro Bayo, Neuquén

El Nahuel Huapi es uno de los lagos más imponentes del sur de la Argentina. ¿Dónde se consiguen increíbles panorámicas del espejo de agua ícono de la Patagonia? Esquiando en el Cerro Bayo es un buen punto de partida.

A 15 minutos del centro de Villa La Angostura, este imperdible invernal sorprende con 200 hectáreas que ofrecen vistas únicas al Nahuel Huapi. De las 22 pistas de esquí, el 22% son para principiantes, el 33% para intermedios, el 24% para avanzados y el 15% para expertos. Para los que entran en el primer porcentaje, hay clases para adentrarse en el deporte, con posibilidad de tutorías individuales o en grupo – ideal para las familias o amigos -. 

Mucha oferta turística para potenciar la visita, con eventos que van cambiando a lo largo de los años, trekking con raquetas, parques de nieve para los más chicos y zonas para freestyle.

8. Cerro Perito Moreno, Río Negro

Su nombre lo dice todo y ya dan ganas de conocerlo: resuena al Glaciar más famoso de la Argentina. A 25 km de El Bolsón, una de las localidades más pintorescas de la Patagonia argentina, este centro de nueve pistas es ideal para combinar la actividad de nieve con los paseos típicos de la zona. Los paisajes, como siempre, son alucinantes, permitiendo una completa conexión con la naturaleza, ideal para cortar con la rutina y ponerse en modo vacacional. 

La cumbre de este cerro alcanza los 2216 metros sobre el nivel del mar y regala postales blancas únicas. Además, también existe la posibilidad de hacer snowkiting, una actividad que se realiza sobre pistas vírgenes con instructores en una excursión apta para fanáticos de la adrenalina. 

Como broche de oro, ofrecen un recorrido nocturno que permite ver el trabajo de las personas que dejan las pistas listas para su uso al día siguiente. Noche, estrellas, nieve y luces.

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